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miércoles, 18 de febrero de 2015

BARRIO


Poema lunfardo

Música:
Letra: Otilia Da Veiga

Méjico y Catamarca, Balvanera.
En esa esquina te plantó un boliche
por hechizo de magia, cual fetiche
la suerte, que mandó que allí naciera.
Porque sin ser casual, no fue cualquiera;
allí, mi infancia faroleó su chiche,
y sé de aquí al final, hasta que espiche,
que estará de mi cuore en la vidriera.
Yo inauguré mi vida, la estrenaba
cuando un farol anémico pintaba
su barbijo de luz en la vedera,
sin presentir siquiera que algún día
tendría que volver, y volvería,
como vuelve una barca a la ribera.

BARRERAS DE AMOR


Vals

Música: Antonio Sureda
Letra: Gerónimo Sureda

En aquel pobre señalero de madera
que el viejo tata construyó con un vagón
vivió la linda virgencita de los campos
era morocha, muy tostada por el sol.
Era la buena madrecita de la casa
porque muy sola desde chica se quedó
y ya sabía cumplir bien con los quehaceres
porque mirando a las aves aprendió.

La llamó el hornero en las mañanas
y el ritmo chirriante de su canto
para ella era igual como una diana, no bien
el claro sol asomaba por los campos.
Le enseño la calandria un lindo trino
la torcaza a ser buena y generosa
y soñó con un mundo de esperanzas, sin fin
porque miraba volar las mariposas.

Él era un joven maquinista que guiaba
el tren primero que cruzaba esa región
y que a su paso pedía vía libre
a la morocha que apresó su corazón.
Y aquella linda virgencita de los campos
en las barreras con cariño lo esperó
y aunque al pasar le brindaba una sonrisa
con las señales decía le que no.

Ese idilio amoroso quedó trunco
porque un día al chocar el mañanero
dio su vida aquel bravo maquinista, y con él
los dulces sueños de amor también se fueron.
Ya no hay nadie en el viejo señalero
la calandria no alegra con su canto,
es inútil que llame el hornero, se fue
la linda flor que adornaba aquellos campos.

BARRA QUERIDA


Tango 1928

Música: Carlos Sánchez
Letra: César Vedani

Siento llorar, compadre, el corazón
al regresar al barrio en que nací,
al recordar mis horas de purrete
mi viejecita, mi hogar, ¡todo perdí!
Recuerdo mi lejana juventud
cuando iluminaba el sol de la ilusión,
cuando un gotán nos transportaba al cielo
o nos ligaba el amor de un metejón.

Quién pudiera esquivar al tiempo cruel
y volver a vivir aquella edad...
Quién pudiera cantar en un portal
canción dulce de amor...
No poder escuchar, hoy, otra vez
nuestra vieja señal, aquel silbar...
que llegó la hora de reunión,
que el barrio oyó.

Me voy, compadre, sin rumbo fijo,
mas no sin antes visitar el bodegón,
que ayer nos viera siempre reunidos
contando hazañas entre copas de pernod.
Venga compadre, bebamos juntos,
que a mi barrio, tal vez, ya no vuelva nunca,
y antes quiero brindar por mi barra de ayer
que jamás he de ver.

BARRA DE ORO


Tango

Música: Eduardo Moreno
Letra: Eduardo Moreno

Muchachada amiga, sincera y derecha,
muchachada de oro de la época azul.
No quedó ninguno, se fugaron todos,
como el cigarrillo de la juventud.
Compañeros de antes, muchachos queridos,
que en aquellos años de alegre canción
las primeras novias, en las viejas calles,
nos dejaban siempre alguna emoción.

Barra de oro,
a través de los cristales de mi vida
miro y busco a la querida muchachada del ayer.
Pero el turbio cristal mío
me hacer ver todo sombrío,
desde el centro al barrio aquel.
Porque ya la barra de oro
vive alegre en el tesoro
de un hogar que yo soñé.

Compañeros de antes ya nunca andaremos
por aquellas calles del barrio feliz.
La casita blanca, sola como mi alma,
nos trae el perfume del viejo jazmín.
Llegan en la noche rumores de un tango,
la luna plateada derrama su luz,
mientras los cabellos grises sintonizan
los sueños queridos de mi juventud.

BARQUITOS DE PAPEL


Tango

Música: Virgilio Expósito
Letra: Homero Expósito

Había en nuestros sueños delirios de distancia,
sabíamos que el agua corría rumbo al mar,
y hacíamos barquitos con hojas de esperanza
y vos eras la reina y yo era el capitán...
Si me parece verte con la mirada rubia,
detrás de la ventana seguir con interés,
por el cordón de piedra las aguas de la lluvia,
mientras yo fabricaba barquitos de papel.

¡Barquitos de papel, caminos para el mar!
Barquitos de papel y nunca regresar
de nuevo a la esperanza...
Tinieblas que es guiarse sin estrellas
por un mundo de acechanzas...
Borrasca desatada en la mirada desvelada
y no poder dormir...
¡Barquitos de papel, ensueños fracasados
que vuelven de un pasado que no ha de volver!...

Yo anduve mucho tiempo mojado de miseria
y vos, al fin vencida, buscaste que comer...
Te dio un poco de rabia quedarte sin estrella
y mi me dio nostalgia pensar en la niñez...
Entonces no quisimos juntar nuestros caminos
y huimos con vergüenza pensando en el ayer,
y al fin nos encontramos, ¡caprichos del destino!,
boyando a la deriva sin saber por qué.